viernes, 27 de agosto de 2010

¿Quién es Aldo Miyashiro?


¿Quién soy yo?...De principio te puedo decir que soy un chico que tiene ganas de hacer muchas cosas y eso ha sido una de mis principales características. Y que trato de hacer todo lo que siempre he soñado hacer. Creo que, en resumen sería que soy un enfermo de las cosas que quiero y las busco a morir.

¿Cuánto te ha cambiado La Gran Sangre?


No mucho. Porque en realidad yo he empezado hacer televisión ya tarde. En un momento no creo que viejo, pero si maduro. Si me hubiera pasado esto a los 20 años, no sé que sería de mi vida ahora. Ya a los treinta, no te afecta mucho. La vida social podemos decir. Pero, creo no haber cambiado mucho, estoy en el mismo sitio, los mismos amigos, tengo los mismos defectos. Mi vida externa es la que ha cambiado. Complicado salir a la calle, comer en la calle, con la gente mirando (risas).

¿No hay alguna similitud entre Aldo y el personaje?


Tenemos la criollada. Yo tengo amigos que vivían en barrios marginales e iba a sus casas, lo de barrio, tú sabes, eso sí. El lenguaje de la calle, tal vez cuando estoy con mis amigos, hay confianza y nos jodemos. En las demás cosas, no podría afanar a una mujer como lo hace él, imposible. Hay diferencias y cercanías sobretodo en el humor.

¿Llenaste tus expectativas con la película?

          
         
No. Nos fue bastante bien en público, no era lo que esperábamos pero nos fue súper bien. Pero no, porque me hubiera gustado que me dieran más tiempo para cerrar bien la historia. Hemos eliminado muchísimo material valioso que no es de acción de la historia detrás de los personajes. Pero son decisiones de producción. Creo que me di la licencia de hacer una película comercial en un país que gusta mucho ese género. Ahora busco la película de autor, que no me interesa si sólo va uno a verla.

¿Fuiste a verla de incógnito?


Si, como tres veces. Llegaba un poquito tarde para que no se dieran cuenta que era yo. Era para ver la reacción del público, y estos daban respuestas a estímulos claros que te da la película, como el humor, estaba claro que eso se iba a dar. Pero me emocionó mucho estar en Larcomar, como a las seis de la tarde, y que el Dragón cuando dijo “Viva el Perú, carajo”, la gente diga viva, en el cine y se ponga aplaudir. Me pareció que logramos lo que esperábamos transmitir al iniciar la serie, estamos orgullosos de nuestro país.

¿Por qué Carlos Alcántara no está en la cuarta entrega de la serie?


En realidad por un problema de tiempos. Se ha especulado mucho con este tema pero en realidad, nosotros terminamos de la película muy cansados. No sólo de filmar, sino el rollo de promoción que era el día a día. Quisimos grabar antes la serie pero ni guión había. Y bueno, Carlos ya tenía un compromiso. Si alguna vez, hacemos algo más con La Gran Sangre, él es la primera opción. La gente decía que nos habíamos peleado, y se tuvieron que callar la boca, cuando nos vieron jugar pelota.

¿Qué prefieres estar delante o detrás de las cámaras?


Detrás. Porque mi chamba es escribir. Crear personajes, crear historias. A mí, actuar me cansa bastante, yo he estudiado actuación para entender a los actores. Pero creo además que sea algo que me vaya a durar toda la vida, pero escribir sí. Estar tranquilo, solo, tener tus tiempos.